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Definiendo la obesidad
Es una acumulación anormal o excesiva de grasa corporal ocasionada por un desequilibrio entre el aporte y el consumo de energía (calorías). Ya no se considera un problema cosmético causado por comer en exceso y por falta de autocontrol. La Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con las sociedades médicas y científicas nacionales e internacionales, ahora reconocen la obesidad como una enfermedad crónica progresiva resultante de múltiples factores ambientales y genéticos.
La obesidad es extremadamente costosa no solo en términos de economía, sino también en términos de salud individual y social, longevidad y bienestar psicológico. Debido a su naturaleza progresiva, la obesidad requiere un tratamiento y control de por vida.
Causas de la obesidad
No tiene una causa única, y no sólo es resultado de la responsabilidad del individuo. Su etiología es compleja y multifactorial, en la que participan factores biológicos (genética y metabolismo), psicológicos o de comportamiento (estilo de vida poco saludable), ambientales, económicos y socioculturales que en conjunto provocan cambios significativo en el estilo de vida.
En la actualidad se reconoce que una persona puede no tener control alguno sobre los determinantes sociales que favorecen el desarrollo de la obesidad, reemplazando la percepción de que los individuos con obesidad son los únicos responsables de su condición.
Midiendo la obesidad
La obesidad se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa corporal. Hay una variedad de instrumentos disponibles para evaluar la cantidad de tejido graso versus tejido magro en el cuerpo. Sin embargo, debido al costo de estos instrumentos y al tiempo requerido para las evaluaciones de la grasa corporal, la obesidad se define clínicamente por medidas que "estiman" la adiposidad del peso corporal, la constitución corporal y la altura:
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Peso corporal ideal (PCI)
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Índice de masa corporal (IMC)
Peso corporal ideal (PCI)
Una de las estimaciones para el tamaño corporal es el peso corporal ideal (PCI), un número que se obtiene de la tabla "Metropolitan Life Insurance Company". La tabla de PCI se basa en datos de mortalidad y requiere el conocimiento del peso corporal y del marco corporal, una medida que muchos expertos consideran arbitraria. Usando esta tabla, el sobrepeso y la obesidad se definen por el porcentaje de peso en exceso de PCI.
Índice de masa corporal (IMC)
El índice de masa corporal (IMC) es otra medida utilizada para definir el sobrepeso y la obesidad, y se considera una estimación más precisa de la grasa corporal que PCI. Los grandes estudios de población encuentran que el IMC generalmente refleja la cantidad de grasa corporal excesiva que tiene un adulto, aunque existen ciertas excepciones, como el IMC de una mujer que está embarazada, un atleta, un fisicoculturista o personas mayores. Sin embargo, el IMC no necesariamente tiene en cuenta la distribución de grasa de una persona (abdominal versus periférica) y no es una buena medida de la actividad metabólica del tejido adiposo de una persona.
Prevalencia de la obesidad
Según la OMS, el 65 por ciento de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad matan a más personas que el bajo peso. Aproximadamente 500 millones de adultos en el mundo se ven afectados por la obesidad y mil millones se ven afectados por el sobrepeso, junto con 48 millones de niños.
En México, 35.6 % de los niños de 5 a 11 años, 38.4 % de los adolescentes de 12 a 19 años, y 76.8 % de las mujeres y 73.0 % de los hombres de 20 y más años, padecen sobrepeso u obesidad. La prevalencia aumentó de 21.4 % en 1992, hasta 75.2 % en 2018.
En los Estados Unidos, los datos epidemiológicos muestran que el 34 % de los adultos mayores de 20 años se ven afectados por la obesidad y el 68 % tienen sobrepeso. La obesidad afecta al 10 % de los niños de entre dos y cinco años, al 2 % de los de entre 6 y 11 años y al 18 % de los adolescentes.
Balance energético positivo
Un balance de energía positivo causa aumento de peso y ocurre cuando la cantidad de calorías consumidas (consumo de energía) excede la cantidad de calorías que usa el cuerpo (gasto de energía) en el desempeño de funciones biológicas básicas, actividades diarias y ejercicio. Puede ser causado por comer en exceso o por no tener suficiente actividad física. Sin embargo, hay otras condiciones que afectan el balance de energía y la acumulación de grasa que no implican una alimentación excesiva o un comportamiento sedentario.
Ganancia de peso
El aumento de peso es otro factor que contribuye al aumento de peso o, en otras palabras, la obesidad "engendra" la obesidad, que es una de las razones por las que la enfermedad se considera "progresiva".
El aumento de peso provoca una serie de cambios hormonales, metabólicos y moleculares en el cuerpo que aumentan el riesgo de una mayor acumulación de grasa. Tales cambios biológicos reducen la capacidad del cuerpo para oxidar (quemar) la grasa para obtener energía, aumentar la conversión de glucosa (carbohidratos) en grasa y aumentar la capacidad del cuerpo para almacenar grasa en depósitos de almacenamiento de grasa (tejido adiposo). Esto significa que una mayor cantidad de calorías consumidas se almacenará como grasa.
Condiciones relacionadas con la obesidad
Varias otras condiciones asociadas con la obesidad contribuyen a la progresión de la enfermedad. La obesidad reduce la movilidad y la cantidad de calorías que se quemarían al realizar actividad física. El aumento de peso también puede causar angustia.
La duración del sueño se reduce por el aumento de peso debido a una serie de condiciones que deterioran la calidad del sueño. La duración acortada del sueño, a su vez, produce ciertas hormonas que estimulan el apetito y aumentan la absorción de grasa.
El aumento de peso también contribuye al desarrollo de otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes, las enfermedades cardíacas, la osteoartritis y la depresión.
Dietas
Una dieta baja en calorías es el tratamiento principal para el sobrepeso y la obesidad, pero la dieta también contribuye a la progresión de la obesidad. La pérdida de peso en la dieta causa respuestas biológicas que persisten a largo plazo y contribuyen a recuperar el peso. Una de estas respuestas afecta el balance de energía. Otra implica cambios en el metabolismo de las grasas que reducen la capacidad del cuerpo para quemar grasa y aumentar la capacidad de almacenarla en los depósitos adiposos.
En conjunto, la pérdida de peso en la dieta reduce el uso de grasa como combustible y aumenta la capacidad de almacenamiento de la grasa que no se utiliza. Estos cambios conducen a un aumento progresivo en la acumulación de grasa, incluso si el individuo no está comiendo en exceso.